Iglesia de San Pedro
Marialva
Marialva
En 1515, la Orden de Cristo creó la Encomienda de San Pedro de Marialva, datando posiblemente de esta época la reconstrucción del templo. En el siglo XVII, el templo se amplió y se construyó el alpendre y la sacristía, donde se grabó la fecha de 1659. La iglesia de San Pedro sigue una tipología muy común en la zona de la Beira, referida en las Visitaciones del Orden de Cristo de principios del siglo XVI, generalizada en un modelo de nave única, cubierta con techo de madera, un arco en la zona del altar y capilla mayor simple, con las paredes interiores a menudo decoradas con pinturas al fresco y tres entradas al templo, una principal y dos laterales, y además con un campanario con doble campana. En su interior, la Iglesia de San Pedro está profusamente decorada, distinguiéndose campañas de épocas diferentes. Del conjunto de pinturas murales, al fresco y en seco, que decoran las paredes de la nave, destaca un fresco de «calidad excepcional», que representa el Martirio de San Sebastián, introducido en un marco inspirado en motivos mudéjares y rematado por un friso de motivos lombardos. Además de este fresco, se ejecutaron, en épocas posteriores, algunas composiciones en seco, representando a los Apóstoles y modelos arquitectónicos en trampantojo. La cubierta de la nave se renovó en el siglo XVIII, colocándose un techo de casetones de madera, cuyos marcos están pintados con representaciones de santos de la iglesia, de autor desconocido. Los retablos tallados de los altares de la nave y de la capilla mayor, construidos alrededor de 1735, son «obras características del barroco nacional», cuya ejecución se atribuye a Manuel Machado. En el siglo XIX, se altearon las paredes de la nave del templo para que pudiese construirse el coro alto, lo que implicó que se derrumbase totalmente la fachada principal y que posteriormente se reconstruyó, obra que no alteró el modelo manierista.