Aldeias Históricas de Portugal

Pueblos

Castelo Mendo

Antigua villa de marcado aspecto medieval, está compuesta por dos núcleos bien diferenciados: el burgo viejo, de fundación original, formado por un castillo, una iglesia en ruinas y restos del urbanismo medieval, todo ello rodeado por una muralla del siglo XII; y el burgo nuevo, o Arrabal de San Pedro, protegido por una muralla construida durante el reinado de Dinis I, de marcadas características góticas, y fuertemente afectada por el terremoto de 1755.

Historia

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Los dos recintos amurallados de Castelo Mendo conforman un conjunto de máximo interés histórico y patrimonial. Atestiguan la atención dada por la corona portuguesa al que fue un lugar estratégico frente a León, al menos hasta la firma del Tratado de Alcañices, el 12 de septiembre de 1297, integrando una línea activa de defensa del reino, articulada con Sortelha, Vila do Touro y Pinhel. Hasta entonces, la frontera entre los reinos de León y Portugal estaba definida por el valle del río Côa, y Castelo Mendo estaba situado frente a Castelo Bom (fortaleza leonesa hasta 1297), funcionando como guardián de uno de los pasos del río Côa, conocido como Porto de São Miguel, un vado de raíces ancestrales. Son también antiguos los orígenes de esta aldea histórica, ya que aquí se conservan algunos vestigios de un posible asentamiento de la Edad del Hierro, a los que deben pertenecer los dos verracos que protegen su entrada principal. Estas dos estatuas zoomorfas representan cerdos o jabalíes, y están asociadas a los vetones, pueblo que habitaba esta región en época prerromana, y que extendió su territorio hasta Ávila. La función de estas esculturas no está clara, pero, al tratarse de una comunidad con un fuerte componente pastoril, puede que hayan sido monumentos asociados a la delimitación territorial, o, como en otros asentamientos de esta región, importantes símbolos colocados en los puntos de acceso a los núcleos residenciales. Se sabe poco sobre este antiguo poblado y su evolución, aunque algunos hallazgos sugieren la permanencia ininterrumpida de una pequeña comunidad desde la Edad del Hierro, pasando por el período romano, y continuando hasta la Alta Edad Media. Aunque será al final de este último período cuando esta comunidad cobre especial relevancia, como lo atestigua la ampliación del recinto amurallado, que en un breve espacio de tiempo llegará a albergar 3 parroquias distintas. La muralla, más antigua, con un aparejo sin marcas de cantero, está implantada en una elevación superior y forma parte de la iglesia de Santa María. La iglesia, actualmente en ruinas, conserva frescos en una capilla lateral y un importante techo con trabajo de alfarje, mudéjar, del siglo XVI. En la esquina sur de esta primera muralla se encontraba el castillo, del que aún se conserva la puerta de arco de medio punto que lo separaba de las casas civiles. Al oeste, se conservan las ruinas de la torre del homenaje, que en los dibujos del siglo XVI de Duarte de Armas todavía se representaba con tejado y merlones. Junto a ella, una cisterna recogía y conservaba el agua de la lluvia. En esta primera muralla sobrevive, al sudeste, la Puerta de la Traición, o Puerta Falsa, como la denominó Duarte de Armas. La fundación de este primer castillo se remonta a finales del siglo XII, y es, por lo tanto, anterior al monarca Sancho II, que le concedió su primer fuero. De hecho, Castro Menendi es la designación que aparece en el sello que autentifica el documento más antiguo referente a Castelo Mendo, que se remonta a 1202, prueba de su antiquísimo poder municipal. El fuero otorgado por Sancho II el 15 de marzo de 1229 revela la existencia de un castillo en el lugar, y de un burgo que se desarrollaba hacia el norte, alrededor de la iglesia de San Pedro. Como incentivo al asentamiento de la población, Sancho II instituyó un mercado semanal —los domingos— en el interior del castillo, y una feria que se celebraba tres veces al año, con una duración de ocho días, una de las ferias medievales más antiguas de Portugal. El rápido desarrollo de los arrabales llevó, a principios del siglo XIV, a dotar a la entonces villa de Castelo Mendo de una segunda línea de murallas, más amplia, que funcionaba como defensa de las casas que se habían aglutinado en torno a la iglesia de San Pedro. Obra ejecutada durante el reinado de Dinis I, la segunda muralla presenta varias características góticas: el aparejo con marcas de cantero, los torreones cuadrangulares, de los que se conservan ocho, y un mayor número de puertas. En esta muralla de Dinis I se identifican cuatro puertas, siendo la principal la Puerta de la Villa, protegida por dos torreones, secundada por la Puerta de la Guardia, la Puerta del Sol —que da acceso a la calzada que bajaba al Puerto de San Miguel—, y por una cuarta puerta, sin nombre conocido, que está tapiada desde el siglo XVI. En ese mismo siglo ya se había construido una nueva iglesia, la de San Vicente, junto a la Puerta de la Villa. El 1 de junio de 1510, Manuel I concedió a Castelo Mendo un nuevo foro y la villa fue dotada de una picota —erigida cerca de la iglesia de San Vicente—, una casa consistorial y su respectiva prisión. Durante estas décadas, la población había disminuido y la relevancia estratégica del burgo se desvanecía, a pesar de lo cual mantuvo su estatus de municipio hasta 1855. La aldea histórica de Castelo Mendo fue clasificada como Inmueble de Interés Público en 1984.

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